Hasta la fecha he perdido a muchos seres queridos, mi abuelito Andrés, mi prima Maciel, mi tía Fanny, mi hermano Álvaro. La que cambió mi vida fue la del Padre Sergio, diría que su muerte causó una gran crisis en mis decisiones... y, me tomé un tiempo antes de retornar a Bolivia, había mucho por pensar y ordenar.
Titulé «Vida y Muerte», porque todos somos frágiles frente a nuestra existencia, y comprendiendo que la vida pasa y así de rápido, es entonces cuando debemos aprender a vivir bien, y no me refiero a hacer cosas sin sentido (emborracharse, drogarse, fumar, jugar con el amor, mentir, etc.), sino todo lo contrario, pasar esta vida habiendo ayudado al otro, dando esperanzas a quien la perdió, creando espacios para escuchar y/o aconsejar... digo yo, qué grandioso será «irse bien», es decir, «sin haber hecho daño a nadie», o si se lo hizo «habiendo pedido perdón, reconciliarse».
Tengo la certeza de que P. Sergio fue a la presencia del Padre para quedarse con Él, ya que la última vez que conversé con él, de sus palabras y acciones sólo sentí paz, entrega completa, pasión y amor por su vocación, por su servicio y por los migrantes.
La foto recuerda la despedida de mi Director Espiritual antes de ser llevado su cuerpo a Brasil para su entierro.